Verónica Sánchez Moreno
Han decidido aportar sus capacidades, habilidades y conocimientos a las Fuerzas Armadas y obtuvieron plaza en la convocatoria para reservistas voluntarios de septiembre del pasado año. Acompañamos a los aspirantes en su período de formación en el Centro de Formación de Tropa número 2 del Ejército de Tierra
En la pista de tiro del acuartelamiento de Camposoto, los aspirantes a reservistas voluntarios realizan prácticas, corregidos por sus profesores. Mientras a la izquierda un grupo está disparando a la diana, a la derecha el resto, formados, esperan su turno. El capitán Ricardo Mañalich, al frente de la unidad, observa su progresión. Son 91, 37 oficiales, 10 suboficiales y tres de tropa del Ejército de Tierra y 41 oficiales de Cuerpos Comunes.
Llegaron el 6 de marzo al Centro de Formación de Tropa número 2 de San Fernando (Cádiz) para realizar la Fase Básica Militar, de dos semanas de duración, y cuando vamos a verles les quedan solo un par de días para jurar Bandera. “Ha sido una experiencia muy gratificante y buena en todos los sentidos. Hemos aprendido mucho y muy bien”, afirma Cristina Munera López, traductora y aspirante a oficial, que viene desde Plasencia. Su compañero Ángel Fernández Aguilar, profesor de Religión de Enseñanza Secundaria y aspirante a suboficial, destaca “el trato exquisito por parte de todos los instructores” así como la buena relación que existe entre ellos, con grupo de WhatsApp incluido.
Tienen entre 24 y 57 años, ejercen muy diferentes profesiones, desde director de museo hasta político, pasando por policía o juez,
A la zaragozana Beatriz Benito Ruiz, médico de familia que trabaja en las Urgencias de un hospital, estas dos semanas ha aprendido y le han servido «a todos los niveles”. “Me llevo muchas cosas de aquí”, señala. Se le pasó el plazo en 2014, pero en la convocatoria del año pasado, tanto su hermana, que es enfermera, como ella se presentaron y consiguieron una plaza en el proceso de selección. Hijas de padre militar, siempre quisieron dedicarse a la medicina castrense “pero la la práctica clínica está bastante mejor en la vida civil” y “lo dejamos un poco de lado los primeros años”. Fue un amigo, enfermero militar, el que le habló de la posibilidad de ser reservista voluntaria y “aquí estoy”, dice sonriente. “Mi hermana está dando lactancia y realizará su formación el año que viene”, puntualiza.
El deseo de poder aportar sus conocimientos profesionales y académicos a las Fuerzas Armadas “en el caso de que los necesiten llegado el momento”, es lo que ha llevado a Cristina Munera hasta aquí. Es la primera vez que dispara, aunque antes de hacerlo con munición real en este campo de tiro han realizado prácticas en la galería, con el fin de corregir errores y ahorrar munición.
La primera lección la recibieron el martes 8 de marzo, cuando el coronel director del CEFOT 2, Fernando Caballero Echevarría, pronunció su discurso de bienvenida. Un día antes realizaron la filiación, la firma del documento de incorporación a las Fuerzas Armadas, recorrieron el centro, recogieron el vestuario y el equipo y se les impartieron conferencias informativas de la Oficina de Apoyo al Personal y del Servicio Sanitario del acuartelamiento, así como de la instrucción que iban a recibir.
Esta intensa formación ha estado compuesta de evaluaciones prácticas y teóricas sobre los conocimientos adquiridos: formación
En breve se incorporarán a las unidades que han seleccionado para continuar con su formación específica y luego, como señala Beatriz Benito, “hacer una carta para que me activen cuanto antes” porque, “para eso estamos aquí”.