El 26 de diciembre de 2004, justo el día después de Navidad, el mundo se despertó con la terrible noticia del tsunami producido en el Océano Índico que acabó con la vida de más de 260.000 personas y causó daños prácticamente desconocidos hasta la fecha.
Como no podía ser de otra manera, la comunidad internacional se volcó en el envío de ayuda a los países afectados.
España no podía ser menos y organizó la operación Respuesta Solidaria. En dicha operación participaron 600 soldados y marinos de los tres Ejércitos y cuerpos comunes de las Fuerzas Armadas, en la que se desplegaron también 3 aviones del Ejército del Aire, el buque de asalto anfibio Galicia, con 3 helicópteros y 2 lanchas de desembarco, de la Armada Española, todos ellos con sus correspondientes dotaciones.
Entre todos ellos, participaron cinco componentes de la Reserva Militar de Voluntarios, de reciente creación en aquel momento, siendo esta la primera vez que España desplegaba a sus Reservistas Voluntarios en el exterior.
Pocos y de perfil exclusivamente sanitario
A pesar del éxito de la contribución de nuestros Reservistas en la operación, los años posteriores han traído pocas activaciones para prestar servicio en operaciones en el exterior. Además, del escaso número de personal activado, éstas activaciones se han basado exclusivamente en perfiles de tipo sanitario.
Todo ello a pesar de que el actual Reglamento de Reservistas de las Fuerzas Armadas (RD 383/2011), contempla ampliamente esa posibilidad. En una reunión mantenida por la Junta Directiva de esta Asociación con el anterior JEMAD, el general Alejandre, éste se mostró favorable a la incorporación de Reservistas Voluntarios en operaciones en el exterior en otros perfiles profesionales distintos a los sanitarios.
Limitaciones a la participación de Reservistas Voluntarios en operaciones en el exterior
A lo largo de estos años hemos hablado con mandos militares que han expuesto su opinión al respecto. Aunque, en general, todos se mostraban favorables, albergaban algunas opiniones que exponemos a continuación:
Limitación del tiempo de activación
Los Planes Anuales de Activaciones limitan a 4 meses el tiempo máximo de activación de un Reservista Voluntario para prestar servicio en una Unidad, a 5 meses, con carácter excepcional, para los sanitarios.
Esta es una limitación autoimpuesta por el propio Ministerio de Defensa, ya que el Reglamento no recoge ningún tipo de limitación temporal y que, en el caso de los Reservistas Voluntarios que participasen en operaciones en el exterior podría flexibilizarse sin ningún problema para atender a la preparación del despliegue, al propio despliegue y al retorno del despliegue.
Escaso número de Reservistas Voluntarios “elegibles”
Ciertamente, dada la situación actual de la Reserva Voluntaria, con una considerable caída de efectivos año tras año y un envejecimiento del colectivo, dadas las condiciones de acceso a la condición de Reservista Voluntario, ésta podría ser una causa a considerar.
Una operación en el exterior supone una estancia prolongada en la condición de activado, quizá poco compatible con las obligaciones impuestas por la vida civil. Sin embargo, esto es un problema meramente estadístico: si tienes pocos Reservistas donde elegir, tendrás menos opciones, por lo que sería deseable incrementar el contingente y, también, revisar las condiciones de acceso para rejuvenecer el colectivo.
Dificultades administrativas
En ocasiones se ha alegado dificultades de tipo administrativo como, por ejemplo, el pago de los salarios o indemnizaciones correspondientes.
El Reglamento de Reservistas es muy clarificador en ese aspecto: “El personal reservista voluntario, durante el período de activación para prestar servicio, percibirá las retribuciones fijadas para los militares profesionales con empleo equivalente. Para los de tropa y marinería, las retribuciones serán las correspondientes a los militares profesionales, de empleo equivalente, con una relación de servicios de carácter temporal y que no tengan suscrito un compromiso de larga duración.” Art. 37.2, lo que no debería suponer ningún problema en ese aspecto.
No nos extenderemos más en otras opiniones similares, igualmente fáciles de rebatir.
A modo de ejemplo
Queremos cerrar este editorial con un ejemplo de cómo podrían ser utilizados los Reservistas Voluntarios en perfiles distintos a los de tipo sanitario en operaciones en el exterior.
Cada contingente desplegado en el exterior, ya sea en un despliegue terrestre, marítimo o aéreo, cuenta con un PAO (Public Affairs Officer, en nomenclatura OTAN). Su misión es servir de “corresponsal” empotrado en la misión y enviar información a los departamentos de comunicación correspondientes. Estas informaciones sirven de base para la elaboración de productos informativos en los distintos canales de difusión de las Fuerzas Armadas (publicaciones, páginas web, redes sociales, etc). Además debería servir como asesor de comunicación a los jefes del contingente desplegado.
El PAO es un militar elegido entre los miembros del contingente, que pasa por un curso de formación de una semana, y que, por lo general, comparte esta misión con otras de carácter más operativo.
En definitiva, contamos con una persona, con escasa formación en comunicación y con poco tiempo para dedicarse a las actividades que, como PAO, tiene asignadas.
Pero no sería este el único ejemplo que podemos poner. En las filas de la Reserva Voluntaria se encuadran otros profesionales cuya experiencia podría ser de gran utilidad en este tipo de operaciones. Tenemos abogados expertos en Derecho Internacional que podrían encuadrarse en la Asesoría Jurídica de la operación o Gender Advisors o en trabajos de cooperación cívico-militar (CIMIC), pero también mecánicos, telecos e informáticos para bases fijas, conductores y otros muchos perfiles.
Ahora sólo hay que querer.